“En el enamoramiento uno de verdad entra en estado de estupidez”: el nuevo libro de Pamela Núñez que nos comparte las claves para encaminarnos hacia el “buen amor”

Pamela Núñez, autora de “Cómo arruinar tu vida amorosa… ¡o no!”
Pamela Núñez, autora de “Cómo arruinar tu vida amorosa… ¡o no!”

“Cómo arruinar tu vida amorosa… ¡o no!”, es el cuarto libro de la psicología chilena, un manual para educar a los lectores sobre el amor y acercarnos a la “llama del amor”. En una conversación con La Cuarta, Pamela Núñez nos habló sobre su guía para alejarnos de la ruta del drama y sobre cómo las relaciones malas afectan nuestra calidad de vida. “Es para aprender a identificar por qué elegimos a las personas que elegimos”, explica al diario pop.

Para su nuevo libro, la psicóloga chilena Pamela Núñez decidió enfocarse en las relaciones amorosas y crear un manual para ayudar a los lectores a tener las claves para saber si está en una buena relación. “Cómo arruinar tu vida amorosa… ¡o no!” es la guía ideal para encaminarte hacía el “buen amor”, sin perderte en el camino.

Tras su exitosa trilogía de “Tu cabeza te engaña” y con sus 20 años de experiencia -especializada en ansiedad, estrés y calidad de vida-, la psicología ahora decidió ayudar a los lectores y a educarlos con respecto a un tema que nos convoca a la mayoría de los seres humanos: el amor.

En su cuarto libro, Núñez describe y establece doce principios fundamentales para cultivar relaciones exitosas, que nos ayudarán a conectarnos con la “llama del amor” y alejarnos de su opuesto, la “llama del drama”.

En una conversación con La Cuarta, Pamela Núñez nos habló sobre su nuevo libro, los errores principales que cometen las personas en el amor y por qué las “malas relaciones” pueden arruinar nuestra calidad de vida.

-Partamos por lo primero, eres psicóloga, especializada en terapia cognitiva conductual y con más de 20 años de práctica. ¿Qué te llevó a escribir libros?

-Como llevaba tanto tiempo trabajando, yo atiendo adultos, la gente me repetía mucho ‘¿por qué no me enseñaron esto antes?’. Era súper frustrante para la gente darse cuenta de que sí había una herramienta que te podía ayudar y te habías pasado 20 años en un trabajo que no te gusta, 15 años en una relación de pareja insatisfactoria. Y después la otra pregunta del combo que era ‘¿qué puedo leer?’. Ahí yo me agarraba la cabeza porque los mismos libros que yo había leído eran muy técnicos, muy aburridos, se daban muchas vueltas. hasta que un día dije ‘voy a escribir el libro que necesitan mis pacientes’. Y ahí me lancé.

-Primero salió la trilogía de ‘Tu cabeza te engaña’ y ahora viene este libro ‘Cómo arruinar tu vida amorosa, ¡o no!’. ¿Por qué decidiste escribir específicamente sobre las relaciones amorosas?

-Nunca pensé escribir sobre el amor o las relaciones amorosas, pero yo me agarraba la cabeza porque, como mi tema es la ansiedad y la calidad de vida, tengo muchos pacientes que quieren bajar la ansiedad y mejorar su calidad de vida estando en relaciones malas. Porque hay tanto chanta, hay que decirlo, o personas diciendo que todo es mental, que todo es como tú lo tomes, entonces piensan que se puede. No. No se puede, que es un poco lo que explico en el libro. Ahí me puse a escribir este libro, tratando de educar, que es mi objetivo, educación emocional, acerca de este tema que ya está comprobado científicamente que define la calidad de tu vida la felicidad y enfatizar sobre todo que como que está tan claro que la soledad mata, la soledad hace mal, pero creo que falta decir que las malas relaciones también matan.

-Ese tema es súper interesante, porque hay personas que se quedan en relaciones por el miedo a estar solas…

-Demasiado común. En general la gente se queda, la famosa ‘zona de confort’, por miedo. Por miedo a lo que van a sentir, a quedarse solos, a que no haya algo mejor, al que dirán. Por eso que al final estamos hablando de los miedos y esa es mi especialidad, si la ansiedad en el fondo es miedo, el estrés es miedo. La soledad también tiene que ver mucho con miedo y por eso que esto tiene que ver con educación. Es como que yo quiero poner el miedo al revés: ‘Asústate, no dejes entrar a cualquier persona a tu vida porque de verdad la puede arruinar’.

“Lo que pasa es que al revés no funciona. La gente piensa que otro te puede salvar. No, salvo a situaciones límites, pero en general uno tiene esa responsabilidad. Y cuando dejas entrar a tu vida a una persona que es responsable, que está sana, ¡boom! Magia. Ahí tus recursos personales se potencian. Pero si la otra persona no está igual o mejor que tú, te empieza a hundir. Y eso no es metáfora, está comprobado. No solamente me va a afectar mi calidad de vida, no voy a poder crecer porque siempre voy a estar en modo supervivencia, me voy a enfermar de la guata, voy a tener problemas con la memoria. Eso es evidencia científica, no es una cosa de que uno tiene la ‘corazonada’ de que te hacen mal. Te pueden medir todo y vamos a comprobar que hasta se acortan los telómeros en las malas relaciones. (Los telómeros son) como la medida, por decirlo así, de laboratorio del envejecimiento, cuando una persona tiene mucho estrés se le acortan. ¿Qué es lo hermoso? Que las buenas relaciones pueden, la plasticidad cerebral, permite que se reparen”.

-¿De qué manera definirías el ‘buen amor’ o una “relación sana”?

-Hay muchas formas de definirlo, si lo defino en términos de sistema nervioso, va acá en el prefrontal, porque las malas relaciones yo digo que van acá, en la amígdala cerebral porque es la que te dice ‘cuidado, te van a ser infiel’. Siempre vas a estar alerta. Entonces, en términos de sistema nervioso, las buenas relaciones te hacen sentir tranquilo. ¿Y eso qué significa? Que estamos con conexión. Eso es una buena relación, es una persona conectada con otra, porque puede confiar en otra, sin miedo a salir herido. Por eso que en el libro yo explico la diferencia entre relación y vínculo.

“El ‘buen amor’, que se supone que es el que quiere la mayoría de las personas, es una relación en un espacio pequeño, privilegiado, íntimo que se construye regando la plantita día a día, por mucho tiempo. ¿Y qué significa? Que después, en el mediano y largo plazo, si tú tienes un problema, yo te voy a sostener. En las relaciones malas, o ‘no sanas’, tú me cuentas algo malo y yo en la primera me burlo de ti, te lo enrostro. Una relación sana digamos que es conexión, es predecibilidad, es un sistema nervioso en calma, por eso que yo acá no soy ley ni moral, ni voy a enjuiciar a nadie. Lo único que pido es que la gente se conozca. Si yo quiero una relación sana, tiene que ser con este botón, y si yo quiero adrenalina, ahí me puedo ir al circuito de la dopamina, de la adrenalina, puedo estar alerta todo el día. Pero no es lo que el común quiere”

-En el libro incluyes el llamado “Detectómetro”, para ayudar a los lectores a detectar si hay alguien valioso en sus vidas. Cuéntanos un poco más sobre esta herramienta y cómo funciona.

-Yo trato de ponerle humor a estas cosas. Siempre me gusta decir que el que sabe de un tema, no debería decirte algo muy diferente. Es mi forma de educar con respecto a lo mínimo que uno debería escanear en una persona para darse cuenta, más que ser valioso que suena más a juicio de moral, si está persona es sana. Y si además tiene valor, maravilloso. Esas cosas son claves que se indican con respecto a las patologías mentales, con respecto a la salud o a la enfermedad. Hay cosas muy básicas, como cómo se ve una persona, por ejemplo. Si yo te digo que estoy súper bien en el mejor momento de mi vida y tú ves que me salta un ojo, que se me cayó todo el pelo, que estoy hinchada como sapo, no me creas.

“Ahí me pasó a la segunda clave, coherencia. Si yo te digo que soy un ‘ser espiritual’ y me dedico a traficar drogas, no hay coherencia. Otro indicador, aprendo de la experiencia. En el libro yo cuento hartas tonteras, por no decir otro nombre, que yo me mandé en el pasado, pero yo aprendí. Ese es un indicador de salud. Por algo también dice todos somos Shakira, todos cometemos errores, pero cuando tú te sigues dañando y dañando al resto, ese es un indicador bien claro que no tiene que ver con enjuiciar, ni con dar la opinión, Se puede medir, como yo digo en el libro, en tu examen de sangre, en el saldo de cuenta corriente, en las idas a la clínica. Así que esa es la invitación, a aprender lo básico, por lo menos para activar las ‘red flags’ o para decir ‘esta persona podría ser un compañero o compañera que podría aportar en mi vida para mejorarla y nutrirla’”.

Pamela Núñez, autora de “Cómo arruinar tu vida amorosa… ¡o no!”
Pamela Núñez, autora de “Cómo arruinar tu vida amorosa… ¡o no!”

-En el libro mencionas que no es una guía para encontrar pareja, ¿de qué manera puede ayudar este manual a los lectores?

-Espero que de muchas formas. De partida yo explícito eso, porque nadie te puede asegurar eso. Es como que tú me aseguraras que hoy día no me van a atropellar en la esquina. Ese es mi otro tema, la ansiedad. Los ansiosos tratan de controlar, entonces yo no te voy a vender la pomada de que leyendo el libro y siguiendo los 12 pasos vas a tener pareja. Lo que yo te garantizo es que no te vas a meter en la ruta del drama. Esa es la idea. Si una persona quiere emparejarse, que es como cualquier inversión, que te vaya súper bien, pero activa por favor las claves para meterte en la ruta del buen amor.

“Entonces, ¿el libro para qué es? Para que una persona sepa lo básico de lo que significa educar la mente, tener las claves para saber si está en una buena relación, si está presente o si la quiere buscar y que no se me pierda en el camino. Usted quiere estar solo o acompañado, yo no me meto, lo único que le pido es que no se traicione a sí mismo y no se arruine por agarrar cualquier cuestión con tal de no estar solo, que suele pasar”.

-En base a tu experiencia, ¿cuáles son los errores principales que cometen las personas y que terminan por arruinar sus vidas amorosas?

-Que no nos educamos, no conocemos cómo nos influyen las primeras relaciones, no invertimos en nosotros. Como somos medios flojitos, a todos nos gusta comer pizza porque hacer cazuela requiere más tiempo. A todos nos gustan las cosas inmediatas, estamos en la generación de la dopamina, entonces no quiero tener el duelo, quiero que me den pastillitas. No invertimos tiempo en autoconocimiento. ¿Por qué me afectó tanto? ¿Por qué quiero juntarme con esta pareja? ¿Qué le pasa a mi cerebro? El primer error es no educarnos y el opuesto de eso, pensar que a uno no le va a pasar, que son señales, que tenemos una conexión increíble. La clásica es que ‘lo mío es especial’.

“¿A quién no le ha pasado? Si todos hemos aprendido, espero, metiendo la pata. Y el otro es tener mucha idealización. Ustedes son una generación que espero venga más educada que la nuestra, la mía era que había que aguantar todo, que hay que dar hasta que duela, amar sin límites, sin esperar nada a cambio y que era realista pensar que uno iba a envejecer con una persona. Eso ya no es realista, en estos tiempos, es tener pajaritos”.

-Eso también lo menciona, tanto en las películas, como en la música e incluso en algunos libros, vemos mucho esta idea del “amor romántico”, que es muy pasional y hay que darlo todo. ¿Puede eso afectar a nuestra vida amorosa, condicionando lo que pensamos que es el “verdadero amor”?

-Absolutamente, es muy cultural. Uno le puede dar la explicación de las películas, las canciones, pero también es lo que me decía mi abuelita, es lo que aprendimos. Somos seres sociales. Y claro que puede hacer daño. ¿Por qué mi libro se llama ‘Tu cabeza te engaña’? Porque el común de nosotros no somete a hipótesis lo que piensa y la mente no reconoce realidad de fantasía. De verdad el común de nosotros pensaba que se iba a morir sin amor o que había que casarse y quedarse con el Lucho Canalla -como digo yo- , tener cuatro hijos y los perjudicabas si te separabas. Eso es al revés, si yo me quedo en una relación, los perjudicó por quedarme ahí. Entonces, claro que incluye. Y como yo siempre digo, si yo escucho la canción sabiendo que es una canción, que hacen la rima porque pega, no hay ningún problema. El problema es porque el común de la gente cree que es así. Y la película con el final feliz existe, no, es una película. Es industria, no es la vida real.

-También otra que he escuchado harto en redes sociales es esta idea de que “si tú no te amas, ¿quién te va a amar?’, lo mencionó en el libro. ¿Cuál es su opinión sobre este tipo de pensamientos?

-Lo que pasa es que el problema, más que de las redes sociales, es de la gente que tira estos mensajes muy extremos. Algo es eso hay, pero no es que sea causa efecto, porque la vida es mucho más compleja. Claro que si yo no tengo valoración personal, que es el principio n°2, ni siquiera voy a ver a un ser humano disponible. Como yo le digo, es el efecto ‘entrevista de trabajo’. Si yo estoy desesperada por trabajo, tú me vas a decir ‘por dos lucas, ¿me haces aseo?’, yo te voy a decir que empiezo mañana y le sacó brillo a los espejos. Pero si yo me valoro me voy a ofender.

“Claro que si uno no tiene una valoración mínima es difícil que uno pueda abrirse a la posibilidad de que otro ser humano me ame, pero el amor se repara con amor. No es algo intelectual, yo no puedo leer libros o escuchar música para sentirme valiosa. Yo necesito que tú me invites, me digas que me extrañas.. Eso es desconocer la programación humana. No existe un ser humano que pueda vivir o sobrevivir solo, que no es dependencia, de ser un ‘cacho’ del otro, es interdependencia. El niño depende absolutamente de un adulto, pero los dos adultos, no es que ‘sin ti yo no respiro’, pero en momentos de crisis todos necesitamos de alguien que te apoye. Eso es desconocer la neurobiología del cerebro, es desconocer el principio humano fundamental. Entonces, sí, claro que yo tengo que saber lo valiosa que soy, pero sobre todo necesito sentirla, porque aunque yo me canté 10 mantras, si no suena nunca el teléfono y nadie me invita ni a ir a la esquina, voy a terminar sintiéndome desvalorizada. Por eso que el amor repara y, que triste lo que voy a decir, pero afortunadamente hay esperanza, si incluso yo no tengo un ser humano porque mi mamá es una víbora, porque el Lucho Canalla me destruyó no sé qué cosa, están los terapeutas. Es el primer principio por el que la terapia empieza a reparar, porque se supone que lo que hace el terapeuta es que siempre te acepta de forma incondicional y así tú empiezas a sanar”.

-Pasa mucho que se habla de la importancia de ir a terapia, pero no todos tienen los medios ni tampoco saben cómo partir. ¿Sientes que este libro puede tomar un rol importante para estas personas?

-Me encantaría, por eso que yo escribo. De hecho, lo digo siempre, no todo el mundo puede acceder a terapia, pero todo el mundo puede pagar un libro, porque además están pirateados (risas). Ahí yo tengo una opinión que puede generar ronchas, pero yo siempre digo que tiene que ver con la esperanza. Se dice tanto que no hay acceso a la salud mental, yo siempre abro ese abanico, está limitado el acceso a la salud en general. O sea, nosotros estamos en una crisis donde la gente se muere en lista de espera por todo tipo de cosas, no solamente por la salud mental. Y aquí en la palma de la mano nosotros tenemos mucho más de lo que creemos para empezar a sanar la mente. Podemos ordenar el sueño, la alimentación, bajar un tutorial, escuchar un podcast, podemos juntarnos en la plaza a bailar. Y eso es intervenir en la salud mental.

“Lo que estoy diciendo es que si usted no puede escarbar por ahí, tiene que ir por otro lado, porque sí podemos hacer y tenemos que hacer mucho para salir de esta crisis y porque nadie cambia con una sesión de psicólogo. El cambio tiene que ver con la responsabilidad con que yo me tomo ese proceso y fusiono en todas horas o en el estilo de vida que yo tenga. Como siempre digo, no focalicemos en variables que no podemos cambiar, como el patriarcado, el gobierno o el clima, porque eso estresa al ser humano, si da lo mismo tener la razón. Pero no son cosas que van a cambiar ahora y hoy día podemos escribir los pensamientos, tener un diario de vida, escuchar música y esos son estimulantes de la biología que van a esculpir tu cerebro de la forma sana. O si me drogo, me levanto a las tres de la tarde, me alimento todo el día de pizza, si a penas salgo a caminar, del lado que me va a enfermar”.

-Una de tus sugerencias en el texto es conservar este libro, no prestarlo ni menos regalarlo. ¿Por qué los lectores deberían mantener este libro en el velador?

-Como yo digo, si tu regalas el libro, mi ego va a estar protegido. El problema es que el cerebro es una carretera y siempre va a ganar la carretera antigua, la zona de confort, el inconsciente, el automático, póngale el nombre que sea. Si yo lo leo una vez nomás, eso no alcanza a hacer ni una ciclovía en el cerebro. Para poder cambiar, yo necesito pasar muchas veces, todas las que sea posible, por esa carretera, por ese aprendizaje. Cosa que cuando yo vaya a elegir pareja, de verdad tenga conciencia y pueda tomar una decisión distinta. La invitación no es solo a conservar el libro, es a pasar por este conocimiento que aprendí mal, porque todos aprendimos mal esto de vincularnos bien porque sino no existirían patologías, en la parte de la elección. Y ¿cuánto tiempo? El que sea necesario. Hay gente que aprende en cinco meses, otros en cinco años, otros que no aprendieron nada.

-¿Para quiénes siente que está dirigido este libro, ‘Cómo arruinar tu vida amorosa… ¡o no!’?

-Está dirigido en general para gente que está o está en búsqueda de emparejarse, pero en realidad, sirve también para identificar si tienes un amigo abusivo, si tu mamá en la víbora, si tu papá en el Lucho Canalla. Es para aprender a identificar por qué elegimos a las personas que elegimos y la consecuencia de esa elección: drama o la llama del amor. Mi objetivo es que uno se quede con la llama del amor, con o sin pareja. El libro está dirigido a las parejas porque con la pareja, en el enamoramiento uno de verdad entra en estado de estupidez, entonces ahí es aún peor. Por eso hay que pensar antes en quién uno va a dejar entrar, pero en todas las relaciones a uno se le activan estos automatismos, estos miedos, estas defensas.

“Es para cualquier persona, pero claro, en el caso de la pareja es aún más grave, porque ahí además empiezan a aparecer los niños que son las víctimas terribles de estas malas decisiones, de las peleas en los tribunales y de todo, por decirlo así, del daño que se les hace por vivir en esta inestabilidad. Así que yo tengo toda la fe, más que en mi libro, que las personas nos empecemos a educar para que rompamos esa cadena generacional, porque son como 80 abuelas haciendo lo mismo. 300 Luchos Canallas repartiendo hijos. Yo no tengo pelos en la lengua, siempre digo que hay gente que no debería tener hijos, por favor. Es que es demasiada responsabilidad y el daño que vas a hacer. Esa es mi humilde contribución y tengo toda la fe de que hayan más llamas del amor”.

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